lunes, 23 de febrero de 2009

Humo y Cristal, Fuego y Tarot (ESPEJOS)


-Improvisación Causal y Conceptual, banda sonora: LOS NATAS, Ciudad de Brahman. Espirales ascentes: L.A. y AnnaVel-


CAPITULO 1

-Tras la Sonrisa del Arlequín-

EL TIEMPO


La Transmutación, el Resentimiento, el Desasosioego, la Montaña, la Suricata, el Negro. Influencia Astral: 15.

[La transformación que ocasioan el despertar del Nuevo Orden; Ocaso definitivo de las trabas que atan a la Roca del funesto Destino Único]


CAPITULO 2

-Produciendo Oscuridad en el Templo de Piedra-

LA VIDA


La Pasión, la Innovación, lo Inesperado, La Laguna, el Caballo, el Rojo.

Influencia Astral: 11.

[Luego de la primer montaña se vislumbra lo que vendra, dejando al descubierto un desierto de enfermedad como posible consecuencia del mal empeño de lo percibido...]


CAPITULO 3

-Arpegios como Mares en el Infinito del Ser (Planetas que Colapsan)-

EL ESPACIO


La Proscrpción, la Revelación, la Comunión, el Bosque, el Conejo, el Violeta.

Inluencia Astral: 5.

[Y solo después de que lo dañino haya conformado el cristal con el que nos envolveremos, lejos de cualquier voz, llegará la Unidad.]


(Pic by Bunny)

miércoles, 18 de febrero de 2009

EL DIA QUE NO CAMBIÉ EL MUNDO

Me metí en el baño y cerré de un portazo. Estaba histérico… No hubo un detonante en particular, solo llegué a la rotunda conclusión de que aquello no podía seguir. Ya no podía fingir, me sentía mal, enfermo, desganado… Entré a uno de los individuales, bajé la tapa y me senté en el inodoro. Respiré hondo. Miré los límites que convertían mi mundo en un dos por dos… Todo tan pulcro, sin lugar para el desastre… Saqué el fibrón de la mochila y me propuse escribir sin que me importara nada… Pero antes tenía que hacer otra cosa.
Me bajé el cierre del pantalón y sin perder tiempo empecé a masturbarme.
A los pocos segundos apareció ella. No la escuché entrar. Antes de que pudiera hacer otra cosa ya había apartado la puerta de una patada y estaba delante mio, observándome. Tenía el uniforme del colegio: Chomba blanca, pollera cuadrille, zapatos, medias hasta casi la rodilla, una mochila pequeña que dejo caer a su lado.
Se acercó y empezó a acariciarse todo el cuerpo, con delicadeza y furia. Se levanto la pollera, me mostró su humedad. Respiraba agitada. Sus ojos destilaban deseo.
Cuando ya no lo soporte estiré una mano para tocarla. Mis dedos encontraron su piel sudorosa y suave pero entonces me golpeó. Con fuerza, en la cara. Me percaté de que tenía una manopla. La mire sin entender, me sonrió…
Me mostró que tan erectos estaban sus pezones. Volví a acercar una mano y me golpeó nuevamente. Esta vez escupí sangre.
Se aproximó hasta quedar sobre mi, sin que nos rozáramos si quiera. Empecé a masturbarme nuevamente y esta vez me dio un cabezazo. Acto seguido paso su lengua por mi cara, me rozo el lóbulo de la oreja.
Levante mis manos, en son de paz y ella se levanto la remera y el corpiño. Empezo a pasarme sus pechos por el rostro mientras gemía.
Quise lamerla, pero me sorprendió con una piña en las costillas. Tosí.
Se paró en el borde del inodoro y se giró. Bailo con suavidad a tres centímetros de mi. Luego me expuso su sexo y sentí como se me hacia agua a la boca. Quería hundirme en ella. Volví a agarrar mi pene y ella me pateó.
Bajó con delicadeza y froto su cuerpo con el mio. Me besó, se entretuvo un rato abajo. Cuando empecé a moverme casi me vuela un diente. Salpiqué de rojo la pared.
Por último se paró, se metió la mano bajo la ropa interior y empezó a masturbarse, casi gritando. Yo grite con ella mientras mis manos temblaban a centímetros de su piel. En el segundo final la agarré de las nalgas y la pegué a mi. La sentí acabar contra mi pecho agitado. Yo manche sus piernas. No le importó.
Se separó de mi extasiada y me rompió la nariz. Me reí a carcajadas.
-¿Por qué estabas haciendo eso cuando entré?- me preguntó acomodándose la ropa.
-Estaba tomando coraje…- dije levantando la cabeza y tratando de parar la hemorragia con la mano- Voy a escribir todo este lugar de mierda… Voy a rebelarme…
Rió y me acarició la cabeza con amor.
-¿Y vos?- quise saber- ¿Por qué acabas de hacer esto?
-También estaba tomando coraje…- respondió. Tomó su mochila, la abrió y sacó un arma- Voy a matar al director.
Me guiñó un ojo y se marchó con paso firme.
Revolución.
LA revolución… No sorprende que sea una palabra femenina.
Me desmayé y no me desperté hasta que el disparo retumbó en todo el lugar.
Estaba feliz y tenía, nuevamente, una erección.

CUATRO JINETES, DIEZ CERVEZAS Y UN UNICORNIO MUERTO...


Destapé la décima cerveza, le di un trago largo y caminé sin tambalearme hasta la ventana. La luz de la calle seguía parpadeando, las sirenas sonaban a lo lejos, por momentos un resplandor, extraño, rojizo, brillaba en el cielo, autos abandonados, un camión verde en la esquina con cinco tipos con armas y mascaras raras, la vecina gorda muerta en mitad de la calle después de haber saltado de la terraza, su perro aullando al lado, el tipo del quiosco de enfrente asomado como yo a la ventana…
Suspiré. Estaba aburrido… Cansado… Todo el asunto del Fin del Mundo me había hinchado las pelotas. Demasiado escándalo. Encima esa era mi última cerveza… Cuando la terminara ya no habría más y no iba a poder salir a comprar otra…
El del quiosco, con los ojos muy abiertos, me señaló a los del camión verde. Lo ignoré y cerré las cortinas. Hacia ya un par de días que venía jodiendo con rebelarse a los militares o lo que carajo fueran…
-Que se curtan todos- pensé y me dirigí al sillón. La tele estaba muerta y tenía aun el souvenir de nuestra última pelea. La pata de una silla estaba incrustada en la pantalla.
La luz se iba y venia, por eso tenia velas por todos lados… Cuando se armó el caos fui uno de los primeros en llegar al supermercado: tengo el don de presentir cuando la gente se va a volver idiota… me gasté lo que me restaba del sueldo en cervezas y velas… Después me entere que todos saquearon el lugar… No es que me molestara gastar mis 70 pesos… Pero podría haber tenido mas bebida…
Trate de relajarme… No pude.
La sirena seguía sonando a lo lejos. Insoportable.
Me acordé que tenía pilas guardadas. Las busque y se las puse al equipo de música. La radio hablaba de nuevas explosiones y muertes en… La saqué, puse mi cd preferido y subí el volumen… Jim Morrison grito por los parlantes. Brinde, en soledad, por eso.
Entonces apareció ella.

Golpeó suave y es raro pero la escuché…
Agarré una de las botellas vacías y la golpeé con fuerza contra el borde de la mesa. Caminé hasta la puerta decidido a enfrentarme al que me viniera a decir que bajara el volumen….
-Que se curtan todos…
Abrí y la ví. Tenía el pelo largo y morocho, era pálida, tetas grandes, labios rojos y ojos inquietos. Tenía una bata como la que usan los enfermos en los hospitales pero más corta, no tenia corpiño y llevaba en la mano una mochila de motivo infantil, con el dibujo de un conejo.
-Yo podría salvarlos a todos- dijo muy segura de si misma.
Tenía zapatillas de lona gastadas, desatadas y medias a rayas blancas y negras que le subían hasta un poco por encima de las rodillas.
-Además tengo esto…- siguió. Abrió la mochila y me mostró el interior. Había licores, una botella de whisky y muchas latas de cerveza.
Intercambiamos sonrisas y entró.
No le pregunte como es que los del camión de la esquina la dejaron pasar. Destapo el whisky. Yo agarre una de las latas.
Estaban frías y el calor era sofocante.

Lo primero que hizo fue bailar. Se subió al sillón y empezó a moverse al ritmo de los Doors con una gracia particular.
No probó una gota del whisky, sino que para mi sorpresa se vació media botella encima. La bata se le pegó al cuerpo.
Me hizo señas y me acerqué… Bailé con ella y por primera vez no me sentí torpe.
Me tomó con suavidad de la mano y sentí mucha intimidad en ese acto… Ella se rió con timidez y volcó lo que quedaba de la botella sobre mí… Sentí calor. Mucho. Me tome la lata de cerveza de un trago.
Se acercó y susurró en mi oído:
-Soy un conejo… Los conejos vamos a sobrevivir al Apocalipsis… Los conejos somos inmunes al fuego… El mundo quedara habitado solo por conejos… Va a ser divertido…
Era lo más coherente que había escuchado en meses.
-¿Sabés por que empezó todo esto?
Negué con la cabeza mientras empezaba a acariciarla.
-Un tachero atropello a un Unicornio en la 9 de Julio… Después de eso bajaron los cuatro jinetes…
Con lentitud se recostó en el sillón y me arrastró con ella.
-Tacheros de mierda- dije solo por decir algo, mientras ella empezaba a frotarse contra mi- Son todos unas psicópatas…
Ella me miro fijo a los ojos y largo una carcajada suave.
-Tacheros de mierda…- repitió y empezó a acariciarme- Yo podría salvarlos a todos… Conozco el secreto…
La besé a través de la bata, el whisky me lastimaba los labios.
-¿Por qué no te importa?
Mientras lo decía me volvió a morder, me clavó las uñas. Sangré.
Acaricié sus piernas hasta llegar a los muslos. Nos besamos con pasión.
-¿Por qué no estás salvándolos si es que podés?- susurré a su oído, sonriendo.
Ella me miró casi indignada. Se mordió el labio inferior con fuerza, con deseo. Pronto su sangre se mezcló con la mía. Sin sacarse la bata se sacó la ropa interior, con furia, enojada por mis palabras, desafiante.
La música parecía aumentar de volumen.
Sentí su humedad, ardiente.
Comenzó a cabalgarme sin despegar sus ojos de los míos. Con fuerza, gimiendo.
-Te escapaste del hospital neuro-psiquiátrico que hay a dos cuadras- le dije mientras mi cuerpo era invadido por pequeños temblores…
Ella aumento el ritmo.
-Y vos aún pensás en la última chica que te dejó… Te destruyó…
La recorrí con mis manos, extasiado, perdiendo consciencia y siendo consciente de todo.
Ella se estiró hasta agarrar una de las velas encendidas. La acerco a mi, mientras ambos reíamos.
Las llamas cobraron vida al instante. Para el acto final ella se pegó a mi cuerpo y volvió a acelerarse.
Ambos gritamos.
En los últimos instantes, por encima de la música, pude escuchar disparos y a mi vecino gritar algo acerca de la libertad. Puede ver como ella se separaba de mí, victoriosa: las llamas no habían saltado a su cuerpo.
Los dos susurramos algo al unísono.
-Que se curtan todos…
Cerré los ojos. Ví un lugar lleno de conejos que saltaban de un lado a otro.
Fue lo último que ví.
Y fue tan aterrador como hermoso.

“TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A INNSMOUTH”


Me encontré con la Bruja en una calle sin nombre, en el edificio Fantasía, en el piso 13 (claro, elemental). No alcanzamos a presentarnos cuando ella me dijo:
-El Joven Manos de Tijera aun esta vivo… Pero alguien quiere matarlo…
-Yo estoy viejo para esas cosas…- le respondí.
-Pero si vos no lo haces entonces no va a poder hacerlo nadie….
-¿Indiana Jones?
-No…
-¿Por qué?
-Porque no…
Iba a insistirle en que Indy era mejor opción que yo… Pero desistí cuando ví su mirada de odio.
-¿Y dónde esta El Joven manos de Tijera?
-En un cuento de Lovecraft… En Innsmouth…
Entonces fui yo el que se alteró:
-No, no, no… Si fuera un cuento de Poe puede ser… ¡Pero Lovecraft!
-Callate…
Definitivamente la Bruja tenía mas carácter que yo.
Suspiré resignado.
-¿Y cómo llego a Innsmouth?
-En un DeLorean…
-Si, ¿pero dónde queda?
-¡DEBERIAS SABERLO!- gritó y luego agrego con una sonrisa- Innsmouth está muy adentro tuyo…
Saque un block de notas de mi bolso y anoté: “Hansel y Gretel son una mentira, llevo unos minutos acá y la Bruja no me ofreció golosinas”.
-¿Y quién quiere matar a El Joven manos de Tijera?
-Un Asesino a Sueldo... y vos, por si no te habías dado cuenta…
-No me gusta hablar de mis problemas- retruqué y guarde el block de notas otra vez en el bolso, saqué una petaca de licor de frutilla y le di un trago largo.
-Lo importante es que It, no tiene nada que ver en esto… Él esta dispuesto a ayudarte…
-¿A que lo salve o a que lo mate?
Ella bufó de impaciencia.
-La sociedad capitalista es un lugar demasiado violento…
-Ya sé…- susurré y miré el piso. Analicé la situación y di mi veredicto- Quiero evitar este crimen…
-¿Confías en la Magia de la Nieve?
-Tal vez…
La Bruja me guiño un ojo y se desabrochó los botones delanteros del vestido, entre medio de sus pechos había un Conejo Blanco. Lo tomó con sus dedos largos y me lo dió.
-Llevalo en un hombro- exclamó- Sé que no vas a defraudarme…
Coloqué al Conejo donde ella indicó y supe que lo había bautizado Frank aún antes de pensar en bautizarlo.
Me sentí inmensamente excitado. Ella lo percibió y por eso se abrochó el vestido con lentitud, dejándome ver mucho. Me sentí un tanto incomodo y rompí el silencio con lo primero que se me cruzó:
-¿Por qué los helados de vainilla se derriten antes que los de chocolate?- arqueé una ceja para que la pregunta sonara interesante.
-Por la misma razón que si encontrás al Asesino a Sueldo tenés que matarlo…
-Perfecto…
-Y si de camino te encontrás con ese tipo que tiene un programa de chimentos en la televisión también matalo…
-Hay muchos programas de chimentos…
-Matalos a todos…- me interrumpió.
Asentí.
-Bien, entonces ya no hay más nada que hablar… Se me hace tarde…- Consulte mi reloj y vi que faltaban solo 12 horas para el Fin del Mundo.
La Bruja se puso triste y su pelo cambio de colores muchas veces. De no haber sido daltónico aquello me hubiera dejado ciego.
-¿Cómo llegaste hasta acá?- me pregunto- ¿Cómo me encontraste?
Me encogí de hombros con sinceridad.
-No sé… Me venia siguiendo un hombre lobo, corrí mucho y me perdí… Quise volver a casa pero no encontraba el camino y le pedí ayuda a un zombie que encontré en una esquina... Tengo buena relación con los zombies… Me gusta como se les explota la cabeza… Él me señalo este edificio… Eso fue unos segundos antes de que sus sesos se esparcieran por todos lados…
Ella me miro con dulzura.
-Andate, por un tiempo ya no te quiero ver…
En ese momento me sentí muy solo y tuve ganas de quedarme, pero me di vuelta y camine hacia la puerta.
-Y una cosa mas- me dijo mientras yo estaba de espaldas- Recordá que un impotente no es más que un hombre al que el pene se le vuelve emo…
Largó una carcajada y cuando quise mirarla me di cuenta de que ya estaba en la calle.
Observé de reojo al Conejo Blanco que llevaba en el hombro, consulté mi brújula (como siempre no la entendí) me acomodé la gorra gastada, me até los cordones y me dispuse a emprender el viaje.
Unas cuadras después me sorprendió comprobar que mis bolsillos estaban llenos de caramelos.
Me sentí una porquería.

(d) - EFECTO


El cuervo picó el ojo del recién nacido al tiempo que una mujer embarazada era violada por leprosos a la vista de un cura que se masturbaba mientras centenares de arañas lo recorrían para dirigirse al altar de la Iglesia donde la vieja buena del barrio estaba sacándole las uñas a un grupo de niños ciegos que habían matado a mordiscones a sus fieles perros que se descomponían, entre moscas, apilados en una plaza donde los hombres jugaban a ser soldados blandiendo sus penes amputados como si fueran espadas…
Y todo porque un taxista atropello a un Unicornio en la Avenida 9 de Julio…

LITERAL MUERTE

Cada vez que se suicidaba, Esteban (sin saberlo) salvaba su vida y así se aseguraba (también sin saberlo ) el éxito de un futuro suicidio...

COMENTARIOS NECIOS


Amos del más profundo egocentrismo, de la más pura soberbia, participantes de una despiadada carrera jugando a la tolerancia y a la comprensión… Oídos sordos… Buscando con palabras darle forma a la caótica realidad, construyendo un refugio de sentidos en un mundo de sin sentidos, ansiosos por creer que logramos algo, que no fue en vano la dolorosa existencia… Atados a la visión individual, carentes de poder ver la integridad. Dotados de razón, nacidos ciegos.
Destinados a la soledad del ser, a ser ermitaños en nuestro interior. Aislados y enojados. Llorando en lo más oscuro del abismo, pero nunca dejando ver las lágrimas.
Defendiendo la fugaz concepción que nos hace sentir que somos, sustentándola aún cuando es imposible. Vehementes, cerrados, obtusos, deseando ignorar. Buscadores de los caminos que nos llevan no a la libertad sino al gran callejón sin salida. Y allí nos sentamos en un rincón, conformistas, temerosos, creyendo escapar a la pregunta pero arrastrándola cual pesada carga.
Profesamos y levantamos nuestras antorchas encendidas de oscuridad, haciendo la noche, disipando la luz.
Supremos, tranquilos, despertando de los sueños con miedo, arrepentimiento y desorientados. Astutos en el arte del autoengaño.
Perdidos…
Perdiéndonos.

VENGANZA


Cuando tenga a ese bastardo delante mío, a ese mal nacido, a ese farsante, al ladrón de días, juro que voy a destrozarlo. No tendré compasión: arañaré su estúpida y falsa carne para luego arrancarle los dientes uno por uno. Porque lo odio. Odio al peregrino de la rutina, al muy astuto delincuente que ninguna traba pone a nuestros pensamientos, que los fomenta… Pero solo para alimentarse de la frustración y la tristeza. Es él quien luego de hacernos soñar con los más altos triunfos nos susurra al oído los más razonables argumentos… Para borrarnos la sonrisa… Pero esta vez será él el que ya no ría. Saltaré sobre su cabeza. Lo aplastaré hasta hacerlo reventar, para salpicarme de mis propias miserias… Esas miserias de sueños sin cumplir con los que él me torturó…
Y cuando mis miserias y yo seamos uno, y no un modo de extorsión, entonces ya no habrá en el mundo lugar para ese desgraciado.

RUTINA DE LA SIN RUTINA

Abrio la botella y dio un trago largo.
Al cabo de dos horas el alcohol no era lo único quie habia desaparecido de su casa.
Ya no habia esperanzas, ni certezas.
No habia segunda chance.
No habia un futuro con el que soñar.
Ni siquiera habia un futuro triste pero concreto al que poder insultar.

CON AMOR...


En una biblioteca olvidada encontró un libro que le llamó poderosamente la atención. Lo abrió y en la tercer hoja, que correspondía a la dedicatoria, descubrió su nombre.
Se sorprendió de tal modo que sus lentes cayeron al piso y se convirtieron en mil fragmentos de cristal. Por querer recogerlos se dió un fuerte golpe contra el filo de un
estante… Hilos de sangre corrieron hasta sus ojos y todo se le volvió rojo.
Nunca pudo leer que el libro estaba escrito por su nieto, que en el momento de su muerte contaba con solo 3 meses pero que con el tiempo llegaría a transformarse en un celebre escritor.

ANTI- MATERIA



Yo lo busco y él me busca. No entiendo que significa su existencia… Aunque tal vez no haya razones…
Nos descubrimos por casualidad, supongo que las posibilidades eran ínfimas… Los dos estábamos frente al espejo y produjimos una alteración en el marco sensorial… Se abrió la percepción y fué un poco doloroso acostumbrarse a la intensidad…
Concepción espacio-tiempo perdiendo sentido… Se destejió la realidad con la facilidad con que se desteje una sucia muñeca de trapo con el pasar de los años… Y por esa hendidura, como un vomito, nos asomamos nosotros… Bipolaridad, paralelismo, lucha de fuerzas, energía pura brotando, escurriendo a nuestro alrededor, colmando el instante de una imperfección perfecta… Negativo- positivo… Supra-consciencia… Invencibilidad, invisibilidad… Profundo trastorno en el orden, vacío infinito… Descubrí las interrelaciones físicas tras el infrarrojo y el ultravioleta… Ví los entes y las regiones que conviven en ellos… Ví la otra dimensión y ella me vio a mí, con mis mismos ojos… Allí estaba yo, el mismo pero opuesto… Intentó extenderse hacia mí e hice lo mismo… Nos costo al principio, nos repelimos, pero nos concentramos y lo hicimos…
Rayo fulminante, desintegración absoluta, consistencia energetica disparada ferozmente… Bilocación instantánea… Empezamos a formar parte de la nada… Tanta inmensidad… Tanto poder…
¿Pero él? ¿Pero yo? ¿Nos invertimos?
Siento que me llama… Me busca… Lo busco… ¿Desde donde?
Seguimos separados… El puede ayudarme con las respuestas…
Me asusta ya no ser…
Yo ví en su Mundo y él en el mío… Nosotros éramos cada mundo… Colapsamos, colisionamos…
¿Y ahora?
Nos esfumamos de la esfera del existir convencional…
¿Me extrañaran? ¿Quiénes? Apenas puedo recordarlo… Hubo una fuga y entramos en la zona anti-gravitatoria… Fue una casualidad…
¿Fue una casualidad?
Tengo que lograr que suceda otra vez…
Complemento… ¿Y si nos fusionáramos?

HÉROE


Hubo un día de tu infancia en el que te ataste una sábana al cuello y simulando que era una capa te decidiste a salvar al Mundo con tus razones más egoístas. No tenias miedo de morir y te sentías invencible...
Hoy mirás el vacío y no te animas a saltar… Pensás en todos y sos vulnerable…
Te olvidaste como se jugaba…

ANTAÑO


Tiene 93 años y sufre porque muchos niños mueren de hambre por día…
Un suspiro tembloroso hace eco en cada rincón de su casa y tomando recetas que utilizaba en su juventud decide pasar a la acción. Mete en el horno una torta a la que adorna con las utopías de lejanas banderas y se sienta a esperar, ansioso.
Cuando la torta esta lista la saca a la ventana con un gesto de sincera entrega.
A los diez minutos otros viejos como él lo rodean y le dan la mano, lo abrazan, lo felicitan, cuentan anécdotas, ríen orgullosos, disparan imágenes que abren heridas de nostalgias…
Pero los chicos no se acercan… ni siquiera miran la torta a pesar de que llevan mucho tiempo sin tener una comida digna…
El hombre, aterrado, presiente el error… Pero luego se convence de que la torta no tiene nada de malo.
Es demasiado tarde para cuestionar algunas cosas. Mejor es pensar que todo eso no fue una pérdida de tiempo.
Se suma a las historias de los demás… pero sin mirarlos a los ojos.
No deja de pensar en que los niños seguirán muriendo…
Y él tiene 93 años.

ECO


Tengo un “¿Por qué?” en la cabeza pero no puedo formular la pregunta adecuada. Lo intento mil veces y mil veces esta mal, intento de nuevo y se quiebra la punta de mi lápiz. El abismo que ayer se abrió en mi pecho hoy tiene dimensiones descomunales.
No quiero que nadie me mire, no quiero que nadie me hable, no quiero escucharlos… Pero necesito compañía así que sigo mirando el teléfono y al rato me enojo porque no suena. Lloro y quisiera gritar para desahogarme pero eso implicaría un esfuerzo sobrehumano, además me aterrorizaría oír mi voz…
¿Por qué cuando era chico mi letra se entendía y hoy es un desastre? ¿Es esa la pregunta? No, pero me pone triste y me siento desconocido para mi mismo…
No puedo encontrarme, no puedo entenderme… Yo, conmigo, estoy distante, frío, indiferente ¿Cómo logro la reconciliación?
Quiero ser uno y que el agujero ya no crezca porque va a devorarme entero y cuando lo haga ya no podré salir. ¿Como se lucha contra esto? Quisiera acostarme en el piso y no pensar más… ¿Pero cómo se hace para no pensar? No puedo evitarlo y me pongo inquieto…
¿Y si me encierro? ¿Y si abro la ventana? ¿Y si prendo las luces? ¿Y si rompo mi habitación? ¿Y si le escribo una carta a nadie? ¿Y si prendo la tele? ¿Y si apago la radio? ¿Y si me doy una ducha? ¿Y si leo un libro? ¿Y si me quedo sentado? ¿Y si me acuesto? ¿Y si me tapo con la frazada hasta que nadie me vea? ¿Y si busco un fantasma en el ropero? ¿Y si busco un recuerdo debajo de la almohada?
Basta, me desoriento más y más. Pido basta…
Pero claro, empiezo a sacarle, nuevamente, punta al lápiz…
Será por siempre: “¿Por qué?”

ASESINO


Hay un asesino detrás de mí. No se si se esconde en mi sombra o si él es, realmente, mi sombra.
A veces me mata por las mañanas y ni siquiera me da tiempo de salir de la cama, y me obliga a ser un muerto el resto de la jornada. En otras ocasiones espera que yo me olvide de su existencia y cuando, por un instante, me dejo llevar por el espejismo y creo que vivo, aprieta el gatillo.
Algunos días sus disparos son silenciosos y no me doy cuenta de que me dispararon hasta que la luz estalla en mi cabeza y enceguece cualquier otro pensamiento.
Otros días el estruendo me enloquece y la milésima de segundo que pasa del estallido al golpe de la bala en mi cien se me hace eterno, y me acostumbro a estar muerto aun antes de estarlo.
A veces quisiera escapar, poder burlarlo de alguna manera, ser inmune a sus disparos, para que las balas me atraviesen pero no me derrumben…Hubo tardes en las que me sentí así de fuerte, como para desafiarlo, pero el sentimiento no duro mucho, y él sabe esperar… Como todo buen cazador.
Otras veces deseo que me mate. Lo siento venir y ni siquiera intento escapar… Hasta hubo días, en los que, sabiéndome muerto, llegue a reír antes de que el gatillo fuera apretado… Estar vivo puede ser muy frustrante…
Y él sigue ahí…
¿Cuántas muertes puede soportar una persona? Algunas noches me desvela esa pregunta. Sea como sea su crimen siempre será perfecto. Solo yo se que me mata.
Nadie lo advierte. Me piden respuestas y eso me agobia, porque intento buscar las palabras y nunca puedo explicarlo bien.
Maldición, ¿A quién se le ocurre pedirle explicaciones a un muerto? Nunca lo van a descubrir. Él seguirá detrás.
¿Cómo será su rostro? ¿Y si es igual a mí?
Por el momento sigo renaciendo cada mañana, y eso es algo.

NIEBLA


La calle esta a oscuras. Un gato cruza corriendo y el viento cuenta historias ya olvidadas. Y es otoño. En ese instante siempre es otoño.
En el pueblo todos descansan. O casi todos. Una mujer llora, un hombre piensa en pastillas. En la escuela me enseñaron que los cuervos no están en la ciudad, pero desde mi ventana siempre veo uno. Es enorme.
La niebla empieza a brotar, de a poco, lo cubre todo. Baña las calles y resplandece. Se arremolina y por un momento baila. Luego empieza a tomar forma.
No tardan en aparecer 3 figuras, de uniforme color, de intenso fulgor. Se mueven con lentitud y besan a la noche con labios fríos. A su alrededor se alzan las canciones de niños muertos.
Y las figuras siguen avanzando. Sus rasgos son hermosos.
Ella, la más alta, se llama Desolación.
¿Qué sueños de juventud invadirán a los ancianos?
¿A que se deberán las lágrimas de los más pequeños, que despiertan en el oscuro de su cuarto?
La noche es de ellas….
De ellas y de nadie más.

3 RECUERDOS















Fue ayer. Pasaron 1 día y 100 noches, 3 recuerdos y 1 fantasma.
Fue fácil aprender a no dormir, lo difícil fue tratar de no enloquecer…
Ya es tarde para saber si lo logre…
Descansan sobre mis ojeras distintos finales… posibilidades… y no puedo dejar de pensar en ellas. Tengo que saber cómo podría haber sido… lo necesito…
Esquivo los espejos porque me siento deforme, evito mirarme las manos porque siento que son garras. Solo deambulo por la oscuridad… y a veces sin levantarme de la cama.
Me costo mucho ir hasta el reloj, pero cuando me anime me concentre con fascinación en sus agujas… Un mecanismo tan pequeño…
Sentí deseos de abrirlo para contemplar cada engranaje… No lo hice, estaba hipnotizado…
Cuando llegaron las 12 de la noche la ansiedad me carcomía…
Y entonces te levantaste, como impulsada por un resorte invisible…
Las ventanas estaban cerradas, las luces apagadas… Brillaste igual, como siempre… Por un instante sentí que las risas de Otoño volvían…
Estiraste tu mano, tan delicada…
Dijiste algo, pero ya no había vuelta atrás… Sentía mucho amor, por eso, furioso, te destrocé…
Volví a cortar tu cuerpo en 7 partes (tal vez alguna vez funcione) y volví a la cama.
Volví a ser un monstruo.
“No, por favor…”, decís siempre.
Nunca lo vas a entender.

Tan parecido a la lluvia que de pronto olvido su identidad...