miércoles, 18 de febrero de 2009

VENGANZA


Cuando tenga a ese bastardo delante mío, a ese mal nacido, a ese farsante, al ladrón de días, juro que voy a destrozarlo. No tendré compasión: arañaré su estúpida y falsa carne para luego arrancarle los dientes uno por uno. Porque lo odio. Odio al peregrino de la rutina, al muy astuto delincuente que ninguna traba pone a nuestros pensamientos, que los fomenta… Pero solo para alimentarse de la frustración y la tristeza. Es él quien luego de hacernos soñar con los más altos triunfos nos susurra al oído los más razonables argumentos… Para borrarnos la sonrisa… Pero esta vez será él el que ya no ría. Saltaré sobre su cabeza. Lo aplastaré hasta hacerlo reventar, para salpicarme de mis propias miserias… Esas miserias de sueños sin cumplir con los que él me torturó…
Y cuando mis miserias y yo seamos uno, y no un modo de extorsión, entonces ya no habrá en el mundo lugar para ese desgraciado.

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