Se sorprendió de tal modo que sus lentes cayeron al piso y se convirtieron en mil fragmentos de cristal. Por querer recogerlos se dió un fuerte golpe contra el filo de un
estante… Hilos de sangre corrieron hasta sus ojos y todo se le volvió rojo.
Nunca pudo leer que el libro estaba escrito por su nieto, que en el momento de su muerte contaba con solo 3 meses pero que con el tiempo llegaría a transformarse en un celebre escritor.
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